EN EL MUNDO: La guerra, motor del capitalismo en crisis
Los negocios capitalistas se asientan en la búsqueda de un constante desarrollo de nuevas capacidades productivas de la sociedad, donde las pugnas inter-capitalistas hacen del alto desarrollo tecnológico, una fuerza destructiva para la humanidad y la naturaleza.
Las grandes corporaciones armamentistas y los grandes bancos trasnacionales se interrelacionan con las guerras en curso. Los conflictos en Ucrania y Medio Oriente son un gran campo de experimentación de armamento de última generación, haciendo del complejo militar-industrial uno de los sectores dinámicos de la economía mundial.
De acuerdo a datos estadísticos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), entre 2014 y 2023 el gasto militar mundial creció 6,8% en relación al período anterior, alcanzando 2,4 billones de dólares. Quienes más han aumentado sus gastos son Europa (62%) y Asia (42%), y el país que más invierte en la industria de guerra es EEUU, seguido de lejos por China, Rusia, India y Arabia Saudita. China representa el 12% del gasto mundial y con EEUU, que alcanza el 37%, suman casi la mitad del gasto militar global. Las principales corporaciones militares son de origen estadounidense, del mismo modo que los principales fondos de inversión y bancos que financian a la industria militar tienen sus sedes en ese país. Lo que deja ver que las burguesías de EEUU siguen concentrando el poder militar en sus manos, en un terreno donde las guerras modernas requieren un mayor insumo de recursos energéticos (crecimiento de la Inteligencia Artificial, mayor demanda de satélites, drones, etc.).
Así, de la destrucción masiva deviene la reconstrucción a gran escala, de la mano de los grandes conglomerados inmobiliarios internacionales y los fondos de inversión en los sectores estratégicos, como “minerales raros” utilizados en tecnología de vanguardia, entre otros. Del mismo modo, proliferan las agencias de “seguridad” privadas (patrocinadas por la CIA) que se escudan bajo el manto de la ayuda humanitaria, como la Gaza Humanitarian Fondation (GHF) creada en febrero de 2025 desde EEUU, secundado por Israel, con el objetivo de militarizar “la ayuda humanitaria” (que ya se ha cobrado la vida de mil gazatíes), organizar el control territorial, el confinamiento y la reubicación del pueblo palestino. Para Ucrania se acordó un Fondo de Inversión para la Reconstrucción (Reconstrution Invesment Fund-Rif) en abril del 2025, de 67 mil millones de dólares, para la transferencia de armamento a cambio de que empresas norteamericanas accedan a las reservas de litio y minerales raros. Pero el panorama se complica porque las fuerzas rusas tomaron el control del Yacimiento de Shevchenko (en la región de Donetsk), la mayor reserva de litio de Europa del Este, obligando a Trump a rearmar a Zelensky vía los países europeos.
Movimientos en Medio Oriente
La “operación militar norteamericana” en Irán, representa un salto en el escenario bélico mundial, golpeando a un integrante de los BRICS+. Un mensaje de cómo el imperialismo intenta recuperar protagonismo global, además de extorsionar con aranceles para alinear detrás de sus intereses principalmente a la Unión Europea. Con este objetivo pretende instalar un nuevo escenario geopolítico en Medio Oriente, que fortalezca su posición, ya que el control de la zona es fundamental para un futuro enfrentamiento con China. Y el régimen iraní es un obstáculo para esos planes, ya que es el principal socio comercial de la región y gran proveedor de petróleo del gigante asiático.
Netanyahu explota internamente el haber debilitado al “Eje del Mal” y va por más, ahora intenta extender el control en la zona vía la anexión de Cisjordania y la ocupación total de Gaza. Consolida así el proyecto expansionista y teocrático de “El Gran Israel” que patrocina el lobby sionista norteamericano (AIPPAC), dueños de corporaciones mediáticas, con fuerte influencia en el estado y en los partidos Demócrata y Republicano, que representan el sector que más presiona para que EEUU se involucre, aún más, en la guerra en Medio Oriente. Aunque hoy parece resquebrajarse el frente interno en Israel, por la salida de los aliados ultraortodoxos del gobierno, además de enfrentar la condena internacional y de la población local que comienza a manifestarse contra la barbarie en Gaza.
Quienes nos manifestamos contra el genocidio del pueblo palestino, las movilizaciones en Los Ángeles que resisten el “nuevo Apartheid” y los cientos de miles que enfrentamos los ajustes a las elementales condiciones de vida, debemos ser conscientes de que la magnitud de esta ofensiva contra los explotados y las explotadas del planeta nos pone ante nuevos desafíos, ya que somos quienes soportamos y soportaremos las consecuencias del creciente belicismo de las burguesías. Desde el socialismo revolucionario condenamos el militarismo al servicio de la ganancia capitalista y apostamos firmemente a cortar de raíz al régimen capitalista-imperialista que lo genera.
N. J.