Orígenes e identidad

Organización política de orientación trotskista fundada por el dirigente rioplatense JORGE GUIDOBONO en 1992 en Argentina. Periódico: BANDERA ROJA. Eslogan: Revolución Socialista o más Barbarie Capitalista

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Bandera Roja Nº 1 - 3 de noviembre de 1992

QUIÉNES HACEMOS BANDERA ROJA

El 10 de octubre último se constituyó la Liga Socialista Revolucionaria. Cuando el imperialismo y sus voceros proclaman su pretendido triunfo, la LSR sostiene que está más vigente que nunca la necesidad de la conformación de una dirección revolucionaria que acaudille a los explotados y oprimidos en la lucha hasta la derrota definitiva del imperialismo, las patronales y sus aliados, para dar una salida obrera, socialista y revolucionaria frente a la catástrofe económica, social, ecológica, cultural y moral con que la putrefacción capitalista amenaza destruir a la humanidad. Encarar esta tarea reclama, en primer lugar, la unidad de quienes reivindican el socialismo revolucionario, aquí y en el mundo, para avanzar en la construcción del partido obrero, socialista, internacionalista y revolucionario que conduzca a los explotados y oprimidos hasta la victoria de su definitiva liberación. Así lo reclaman los trabajadores que en nuestro país enfrentan la ofensiva del monarca Menem”, así como los trabajadores de Inglaterra, Italia, Alemania, la ex Yugoslavia, y los propios trabajadores brasileños que, tras haber echado a Collor enfrentan hoy los mismos problemas de la mano de Itamar Franco.

 Tras la caída de muro de Berlín y, con él, la bancarrota del falso “socialismo real”, el capitalismo proclama su triunfo y el de su supuesta “democracia” como el único sistema y régimen posible para el presente y el futuro. Sustenta su pretendido “triunfo” en millones de trabajadores empujados a la marginalidad, en formas de esclavitud cada vez más extendidas, en la reaparición por la miseria de enfermedades desterradas desde hace un siglo por el progreso de la ciencia, en decenas de miles de jóvenes acribillados por las balas de la policía en todo el mundo, en millones de niños condenados a muerte antes de conocer la juventud… Sustenta su pretendida “democracia” en intervenciones militares, guerras, ejércitos mercenarios a su servicio, monopoliza los medios de prensa para inventarnos la realidad, compra jueces y parlamentarios o legitima poderes monárquicos como le vemos hacer a Menem cotidianamente.

 No obstante, el grueso de la izquierda ha sucumbido ante su ofensiva política e ideológica escudándose en las múltiples excusas que para ello ofreció el horrendo rostro del totalitarismo stalinista. En todo el mundo presenciamos una carrera contra reloj de miles de trotskistas, que compiten para ver quién renuncia primero a todos los postulados del marxismo revolucionario, a la necesidad de la organización independiente de la clase obrera, a la necesidad de que sea ésta la que desde el poder, arrase con esa parodia de democracia capitalista que no es más que la feroz dictadura del capital e imponga la más genuina democracia: la que desde los músculos bien nutridos, posibilita el desarrollo de la mente para gozar de una auténtica libertad, abra paso al futuro para la juventud y combata con toda su fuerza a los personeros de la muerte.

 La LSR se propone ser una herramienta para el reagrupamiento de los socialistas revolucionarios, necesariamente trotskistas, en particular de los miles y miles de luchadores que la explosión del MAS en la Argentina envió a su casa o dispersó en diversas organizaciones que no pueden, por sí solas, levantar una alternativa obrera revolucionaria efectiva frente al bipartidismo menemista-radical y al avance de la engañosa centroizquierda o el riquismo. Esta es una necesidad inmediata que debe dar respuesta a todas las manifestaciones de la lucha de clases, y ser una palanca en la pelea por ganar a los nuevos luchadores obreros y populares para la conformación de una nueva dirección revolucionaria en el movimiento obrero y de masas.

La profundización de la crisis capitalista-imperialista y la continuidad y masividad de las luchas, hoy atomizadas por la falta de una dirección que se proponga llevarlas al triunfo, dan las bases objetivas para lograrlo. Pero esta tarea requiere de la voluntad y decisión de los socialistas revolucionarios de abrir un camino de unidad para avanzar prácticamente en la construcción de un partido obrero, socialista, revolucionario e internacionalista.

Al servicio de esta tarea nace la Liga Socialista Revolucionaria y sale a la calle BANDERA ROJA.

 

CONTRA QUIÉNES PELEAMOS

La LSR reconoce como sus enemigos implacables a los estados imperialistas y a sus gobiernos, así como a los gobiernos burgueses semicoloniales y sus instituciones represivas. La LSR es igualmente enemiga irreconciliable de sus cómplices burocráticos al frente de los estados obreros y los sindicatos y combate consecuentemente a la poderosa jerarquía de la Iglesia católica, el principal aparato contrarrevolucionario construido por los explotadores en los últimos 2000 años.

No nos confundimos

Nuestra lucha mortal es por derrotar al capitalismo y al imperialismo. Como parte de esa lucha, y como requisito para su triunfo, combatimos implacablemente a la burocracia, agente contrarrevolucionaria en las filas obreras.

Reivindicamos la creación de los sindicatos obreros por más pútrida que sea su burocracia sindical. Defendemos del imperialismo a los estados o países donde se expropió a la burguesía, por más nauseabunda que sea su casta dirigente, al tiempo que peleamos para derribarla.

Nuestros objetivos son opuestos a los del imperialismo y sus voceros: mientras éstos intentan reventar a la burocracia como expresión superestructural y podrida de las conquistas de la clase obrera, nosotros luchamos por derribarla para afirmar esas conquistas y colocarlas al servicio de la lucha mortal por destruir al capitalismo y al imperialismo en el mundo. Por eso la LSR jamás hará acuerdos —por lo contrario, los denunciará— con la política “democratizante” del imperialismo y la burguesía.

Los sindicatos y los estados obreros con sus burócratas al frente, no son más que una trágica confirmación de la justeza de los planteamientos de Trotsky en la Revolución Permanente y en el Programa de Transición con el que se fundó la IV Internacional: o las conquistas obreras avanzan hacia la destrucción del imperialismo, o se corrompen y retroceden hasta perderse.

La LSR se compromete a luchar intransigentemente por defender las conquistas alcanzadas, barrer a las burocracias traidoras, y colocar esas conquistas al servicio de la revolución socialista internacional.


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“Somos parte y subproducto de la historia de los explotados”

Alguna premisas básicas de la construcción de la LSR

por LILIANA RUBIALES (1/5/2015) 

Buenas tardes a todos, y bienvenidos todos a compartir este Primero de Mayo. Mis compañeros me asignaron la responsabilidad de hablar en representación de la LSR y sus casi 23 años de experiencia. Como ya se dijo, iniciamos esta reunión presididos por los nombres de los Mártires de Chicago. Tenemos presentes también a las 128 compañeras incendiadas entre las paredes de una fábrica textil en Nueva York, dando origen al Día Internacional de la Mujer. Y hoy, desde hace cuatro días, a todos esos nombres que dan testimonio del significado sangriento de la explotación capitalista, algunos conocidos, pero mayormente anónimos, tenemos que añadirles los nombres de Orlando y Roberto Camacho, los niños de 7 y 10 años, calcinados por esa misma voracidad patronal, que es capaz de tapiar las salidas de sus talleres antes que arriesgarse a perder ni un solo peso de sus ganancias. En una excelente novela de Jack London, de 1908, El talón de hierro, su protagonista, un revolucionario socialista, le dice a una jovencita burguesa de la que se ha enamorado: 
“–Tengo entendido que usted tiene invertido su dinero en las hilanderías de la Sierra, o que lo tiene su padre, lo que da lo mismo. [le digo que] el vestido que usted lleva está manchado de sangre. Sus alimentos saben a sangre. De las vigas del techo que la cobija a usted, gotea sangre de niños y de hombres válidos. Los dividendos son pagados con su sangre. No tengo más que cerrar los ojos para oírla caer gota a gota a mi alrededor.” Cabe aclarar que, con este discurso, conquistó a la chica y, juntos, dieron impulso a una revolución. Han pasado 107 años de esa publicación. Han pasado 167 años desde que Marx y Engels lanzaran su Manifiesto Comunista. 
Los trabajadores hemos transitado por tres siglos, y las condiciones de explotación son aún peores que en sus inicios. Y digo peores, porque pese a todas las conquistas y pese a todos los adelantos que el propio capitalismo ha alumbrado, más de la tercera parte de la población del planeta sigue sometida a los mismos vejámenes y las mismas condiciones de trabajo infrahumanas que conducen a la muerte. Pese al descubrimiento de la cadena de ADN, seguimos enterrando, día tras día, a tantos de los 
nuestros que, para los capitalistas, siguen siendo simples NN...
 –De ahí el valor de que sistemáticamente levantemos sus nombres. 
–De ahí que sistemáticamente reclamemos, con nombre y apellido, la libertad de nuestros presos, desde Mumia Abu Jamal en Estados Unidos, hasta Rubén Villalba en Paraguay y Raúl “Boli” Lescano en la Argentina. De ahí que sistemáticamente sigamos exigiendo respuesta a las preguntas: “¿Dónde está Julio López? ¿Dónde están los 30.000?”... 
–De ahí que nos reconozcamos en el lema: “La sangre obrera es lucha y es bandera”.

Tal es el sentido que en octubre de 1992 le dimos a la elección del nombre de nuestro periódico, en los mismos años en los que casi todas las izquierdas se atropellaban en la cola de los que querían bajar esas banderas, o esconderlas, amedrentados por la estúpida proclama burguesa de que había llegado “el fin de la historia”. Muchos pusieron tanto empeño en ese escamoteo, que terminaron sacándolas a las calles sólo para arrastrarlas por el fango de la conciliación de clases, o para darle colorido a sus boletas electorales; pero eso sí, autoproclamándose cada uno a sí mismo como “EL PARTIDO”, al que todos deberíamos sumarnos, pero agachando la cabeza; al que todos los explotados deberían seguir, en lugar de seguir a partidos de la burguesía... pero siempre siguiendo a alguien, NUNCA siendo protagonistas revolucionarios de sus propias construcciones y de sus propios destinos. La LSR se ha formado en rechazo a dejarnos arrastrar por esa correntada reaccionaria, en resistencia contra esa derrota subjetiva que fue la nefasta década de 1990. La LSR se reconoce como parte y subproducto de esa historia de los explotados, de sus victorias y de sus muchas derrotas. Y pretende aprender de ellas,
 –de sus experiencias más altas, como la Revolución Rusa (de 1905 a 1917 y su curso posterior); 
–de sus claudicaciones, como la de la Socialdemocracia europea de 1914, que arrastró a batallones de la clase obrera a sumarse a la carnicería imperialista de la Primera Guerra Mundial; 
–de sus tergiversaciones, como el stalinismo a escala mundial, como el peronismo en la Argentina y como las nuevas corrientes burguesas seudorrevolucionarias y progresistas; 
–y también de sus múltiples destacamentos de vanguardia, desde la heroica resistencia contra el nazismo, o la indoblegable resistencia de los palestinos, hasta esos gloriosos pañuelos blancos que ayer cumplieron 38 años en la Argentina, y le enseñaron a luchar a más de dos generaciones, aquí y en el mundo. 

Jorge Guidobono escribía, en aquellos años, que la IV Internacional fundada por Trotsky, con los postulados de la Teoría de la Revolución Permanente, la Ley del Desarrollo Desigual y Combinado, y su Programa para la Destrucción Revolucionaria del sistema capitalista, y no para su reforma... todo ello, había constituido el tenue hilo rojo que había permitido establecer una continuidad con los objetivos y enseñanzas de la Revolución de Octubre. 
Desde esta óptica, la LSR, como organización para la lucha por la revolución socialista, se constituyó sobre algunas premisas básicas, entre otras: 
–que las revoluciones las hacen las masas, es decir millones de explotados insurreccionados contra el poder burgués (contra la 1 concepción de que la revolución la hacen los partidos, que deben ser seguidos por las masas); 
–que el poder lo toman las masas a través de sus propios organismos construidos al calor de esa pelea (en contra de la concepción de que el poder lo toma el partido); 
–que la revolución, a la par de su acción, requiere de miles y miles de cabezas pensando (en contra de la concepción del pensamiento único); 
–que el partido revolucionario, por su propia definición, será el producto de acuerdos, rupturas, alianzas y reagrupamientos (en contra de la concepción del desarrollo gradual y evolutivo de su propia fuerza); 
–que la unidad y la fuerza del partido revolucionario, en su organización y en su acción, radica en un puñado de sólidos principios, y en la más amplia diversidad y democracia para los debates y la toma de decisiones (en contra de la concepción de un centralismo burocrático que aplasta toda iniciativa); 
–que la LSR se considera uno de los seguramente muchos pequeños agrupamientos que aquí y en el mundo pelean por esto mismo, los conozcamos o no, por lo que tenemos que hacer permanentes esfuerzos por conocerlos y que conozcan nuestra existencia (en contra de la concepción de “somos EL partido”, y a los demás, sólo les hace falta darse cuenta de eso); 
–que la divisoria entre las corrientes reformistas y los revolucionarios es su posicionamiento de clase frente al Estado burgués (en contra de la concepción de que todo se resuelve conquistando el Gobierno, sobre todo en las urnas, así sea para seguir administrando el mismo Estado burgués);
 –que aunque la revolución se inicie en el ámbito nacional, necesita inexorablemente desarrollarse en el plano internacional, o terminará ahogada por su propio aislamiento (en contra de la concepción de que es posible “el socialismo en un solo país”); 
–que cualquier derrota del imperialismo, a manos de quien sea, es un progreso para la Humanidad (en contra de los que apuestan a “lucha de regímenes”, de “dictadura vs. democracia”, como en Malvinas o Iraq); 
–que así como la atomización de la infinidad de luchas de las clases explotadas debilita su fuerza, también la atomización de los revolucionarios debilita la posibilidad de construir una dirección revolucionaria (en contra de las concepciones basadas en el individualismo y el espontaneísmo); 

Tratando de sintetizar: 
a consecuencia de todo esto, la LSR ha peleado, desde su inicio, por la construcción de un Frente o Bloque anticapitalista, socialista y revolucionario, asentado en comités de bases de la militancia independiente y de la militancia de los partidos que lo integran. Que sean protagonistas en el debate de ideas y en una práctica democrática real, fundada en la toma de decisiones tras un debate franco y leal de los grandes problemas –incluyendo la denuncia y la lucha ideológica contra el capitalismo, contra su régimen político, con independencia del Estado burgués, de sus representantes políticos, de sus gobiernos de turno, de sus fuerzas represivas y de las cúpulas eclesiásticas y sindicales a su servicio. Comités de bases que se desarrollen en asambleas, donde los dirigentes exponen sus convicciones y diferencias de cara a la militancia, encerrados entre las cuatro paredes de sus respectivas “capillas”. 
Hace pocos días, en medio de una actividad por el día internacional de los presos políticos, un jovencísimo, honesto y entusiasta militante del PTS, intentaba convencerme de los méritos del FIT, me hablaba de lo importante que era su apoyo a la lucha de Lear, de que sus diputados “apoyan la lucha de Lear”... Jamás dijo una palabra acerca de los méritos de los trabajadores de Lear, que son los que están luchando. Y sólo no tuvo qué contestar, cuando le pregunté “¿qué papel y qué lugar les propone el FIT a los trabajadores de Lear?”... Esta simple anécdota, me parece ilustrativa de lo que estuve intentando transmitirles. 
A lo largo de ya más de 22 años, la LSR ha impulsado esta política, y lo seguirá haciendo, tratando de construirse siempre orientada en esa búsqueda. Como fruto de la iniciativa política de Jorge Guidobono, en distintos momentos hemos logrado distintos acuerdos, como el Frente de Izquierda Socialista, el Frente de Izquierda y los Trabajadores, el Frente Socialista Revolucionario, el Frente de Izquierda Socialista Revolucionario, y múltiples acuerdos coyunturales con diversos grupos, por la unidad de la izquierda, por el reagrupamiento de los revolucionarios... 
La mayoría de estas experiencias, se vieron frustradas; casi siempre, por encontrar sus límites en los calendarios electorales y, lamentablemente alguna vez también, nos tocó afrontar el entrismo de una corriente liquidadora, que nos provocó pérdidas enormes... 
Sin embargo, nada en la realidad nos demostró que nuestro camino estuviera equivocado. O, más bien, todo en la realidad demuestra que éste es el camino correcto y necesario. Por el contrario, ha sido a quienes transitan el camino opuesto, que hasta las recientes elecciones de la Capital les acaban de demostrar que sus acuerdos electoralistas, de frentes y unidades nada creíbles, los han llevado a un retroceso. 
Nosotros, la LSR, en cambio, estamos muy orgullosos de que, como producto de esa búsqueda consecuente, podemos contar aquí con el aporte militante 
–del compañero Amato del POS de Costa Rica, 
–del compañero Ricardo Napurí (el dirigente revolucionario latinoamericano vivo de mayor trayectoria en el continente), 
–del aporte leal y desinteresado, desde hace 14 años, del compañero Gilman desde Estados Unidos, 
–del fraternal vínculo con los cros. de Lutte Ouvriere de Francia, 
–de las relaciones que hemos forjado con el compañero Ghioldi y el Centro Cultural La Toma de Rosario, 
–con el compañero Eduardo “el Negro” Soares, que proviene de otra vertiente ideológica, y la compañera Carina Maloberti, de Estatales 
–de múltiples colaboraciones recíprocas con Correpi, 
–de las actividades con los compañeros peruanos de Movadef, 
–de nuestra reciente incursión en un espacio radial semanal debido a la actividad por la libertad de Oswaldo Quispe, 
–de la confianza construida con Laura Ginsberg por nuestro enfoque común ante la masacre de la Amia, 
–de la relación con Susana Zaldúa, dirigente de la lucha del ex Banco Mayo, con la que nos une también la reivindicación de los compañeros asesinados en la Masacre de La Plata hace ya 40 años... 
–La reciente política ante las elecciones de Capital, con el voto a Zamora, es otra muestra más de una política que no estamos dispuestos a soltar, salvo que la realidad nos demuestre que obstáculos de clase, insalvables, nos obligan a hacerlo. 

Todo esto no significa que la LSR se conforma o se autosatisface con ser los que somos; y aspiramos sistemáticamente a crecer. 
Pero SÍ nos enorgullece constatar, a lo largo de este camino, que quienes se organizan en, o con, o alrededor, de la LSR, saben por qué están donde están, y para qué perspectivas políticas... sean cien o sean cuatro. Si fuéramos cuatro, y hubiera que empezar de nuevo, hay que saber empezar de nuevo... Nos tocó hacerlo más de una vez; y tratamos de aprender de lo vivido, y empezamos de nuevo... 
Un viejo dirigente, ya fallecido, Ernesto González, solía decirle a nuestros jóvenes compañeros: “la vida todos los días nos desafía a empezar de nuevo”... agrego yo: porque no somos fósiles, aprendemos del pasado y, sobre todo, nos nutrimos del presente para proyectarnos hacia el futuro. 

Como vemos, todo el tiempo en nuestras exposiciones, estuvimos aludiendo a ese puente entre pasado y presente. 
Creo que ese puente nos lo da nuestra pertenencia a la clase obrera, buscando echar raíces en ella por medio de la intervención sistemática en sus distintos ámbitos, sean las luchas gremiales por el salario, sea en las reivindicaciones del movimiento estudiantil, sea en la problemática de los barrios obreros, en los organismos de derechos humanos o por las reivindicaciones de las mujeres explotadas o por la defensa de los derechos de los niños... 
Ese puente lo construye también la intervención política, la lucha ideológica. 
En los últimos meses, así lo hicimos ante la reaccionaria movilización del 18F, ante el paro patronal del 31 de marzo, sumergiéndonos de lleno, sin prejuicios, en la masiva movilización del 24 de marzo con una clara delimitación política, y hasta en el voto a Zamora, sin ceder a las presiones del sectarismo ni a las del oportunismo. 

La realidad nos pone permanentemente ante nuevos problemas y nuevos desafíos. Eso no depende de nosotros. 
Lo que nos permite no marearnos y SÍ depende sólo de nosotros, es ser siempre conscientes de que no salimos de un repollo, y sostenernos en nuestros principios construyendo organización: las ideas no se sostienen “en el aire”, se fortalecen en la organización, que interviene, las pone a prueba, las corrige, las enriquece, y las transforma nuevamente en organización. 
En definitiva, a eso nos llamamos cuando insistimos en la necesidad de la reunión semanal, sectorial, para profundizar la política y llevar a la práctica lo debatido en la mensual, a la que siempre aspiramos a que cada compañero llegue acompañado de un compañero más. 

Ante los explotadores, no nos mueve un afán de venganza. Nuestros objetivos son más ambiciosos. Son mucho más grandes las cuentas que tenemos por cobrarles. Somos sedientos de Justicia, una Justicia fundada en la Memoria y en el reconocimiento de la Verdad: la verdad como constatación de que el mundo se mueve al compás de la relación de fuerzas en esta guerra de clases, entre explotadores y explotados... 
Nos reafirmamos en la lucha por enterrar el poder de los explotadores, para abrir paso a una sociedad sin cadenas. Una sociedad que la naturaleza se merece, y que la humanidad se merece, siendo como es, la especie más desarrollada de la naturaleza. En consecuencia, lo que el hombre ha destruido, ha sometido y ha depredado, sólo los hombres podremos recuperarlo y ponerlo en pie, usando nuestra fuerza de trabajo y nuestras herramientas –desde un martillo, hasta una idea o varias ideas organizadas en un periódico– para derribar lo que sea necesario derribar, y construir sobre esas ruinas, una sociedad LIBRE, FRATERNA Y SOLIDARIA. 
Espero que nos sigamos reuniendo para darle organización a estas ideas y a las actividades de intervención en la lucha de clases que de ellas se desprenden. 
Nada más compañeros. Muchas gracias.  Ustedes tienen la palabra
LILIANA RUBIALES (1/5/2015)

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